De todos es conocido que el ser humano siempre quiere y
desea conseguir un estatus económico mejor, más aceptación social, etc.
Todos estos deseos conllevan una serie de cambios que nos
obligan a salir de nuestra zona de confort, es la zona en la que nos
encontramos cuando tenemos una pequeña estabilidad en todos los sentidos, o en
la gran mayoría de ellos. Y muchos de nosotros, en la gran mayoría de ocasiones
pensamos eso de: “Virgencita, virgencita
que me quede como estoy”.
Sí, sí… pero si nosotros no somos capaces de generar cambios
en nuestra vida y en evolucionar, será la propia vida las que nos impondrá sus
propios cambios y éstos no siempre suelen ser tan deseados por nosotros.
Por eso, es esencial estar en continua evolución porque si
no corremos el riesgo de que quedarnos en un valle de lamentaciones o también
llamada zona de confort, por ejemplo: conozco a mucha gente que me dice es que
en el fondo yo lo que quiero hacer es ……., y yo siempre digo lo mismo, HAZLO… ¿Qué
te lo impide? ¿Qué pierdes?
No es que sea partidaria de hacer las cosas por impulsos o a lo loco, aunque en ocasiones
hacer ciertas cosas de forma improvisada traen mejores resultados que aquellas
cosas que planificamos y requeteplanificamos. Las mejores cenas con mis amigas,
son aquellas en las que hemos quedado para merendar y nunca se sabe cómo, pero
hemos acabado cenando.
Pero cuando hablamos de cosas más serias os sugiero una
buena planificación y un fuerte salto hacia tu objetivo, si te equivocas, te
equivocas tú. No es la vida, la que te impone un cambio radical, sino que lo provocas tú y esos
cambios, créeme son aquellos de los que más se aprende en esta vida.
Es una pena que nos quedemos lamentando que hubiese pasado
si hubiese aceptado tal oferta de trabajo, o un cambio de residencia, si
hubiese decidido emprender un negocio nuevo, etc.
La mayoría de la gente que conocemos que se pasa la vida lamentándose
de todo, esto es porque disfrutan de su pequeña zona de confort, jamás
reconocerán que están a gusto con lo que tienen porque desean todo aquello que
no tienen y recelan todo lo que los demás son capaces de conseguir,…
Y TÚ?? ¿Te vas a
conformas con pasarte la vida lamentándote de aquello que quieres y no eres
capaz de planificarte para conseguirlo?
Salir de la zona de confort es mucho más fácil de lo que
pensamos.
Sólo tienes que contestarte a varias preguntas, realizar una
pequeña planificación y fecharte tareas que propicien el cambio que tanto
deseas y anhelas.
Primera pregunta: ¿QUÉ ES LO QUE QUIERES?
Sí sabes lo que quieres hacer, escríbetelo en grande en un
sitio donde lo veas a menudo y no pierdas de vista nunca tu objetivo, en la
nevera o quizás como fondo de escritorio del portátil o del móvil.
Segunda pregunta: ¿CÓMO LO QUIERES CONSEGUIR?
Establece una planificación de cómo quieres conseguir tu
objetivo, es decir, todo lo que necesitas para alcanzarlo.
Y ahora que ya tienes que es lo que quieres y cómo lo
quieres conseguir, coge tu agenda y anota en que fechas vas a realizar cada una
de las tareas que debes realizar para conseguir tu objetivo, de esta forma nos
comprometeremos con nosotros mismos a alcanzar nuestros objetivos.
¿Por qué todo esto? Porque nos encanta autoengañarnos de
forma imaginaria y acabamos no comprometiéndonos con todo aquellos que queremos
realizar, y ¿Qué es lo que acaba pasando? Lo que pasa es que nuestra falta de
compromiso con los cambios, nos lleva de nuevo a columpiarnos en el valle de
nuestra zona de confort.
Aprovecha estos días que nos quedan antes de acabar este año
para marcarte objetivos realistas, lucha por salir de tu zona de confort.
Rompe tu relación con las dichosas escusas que te impiden
logran aquello que más deseas.
Hasta pronto!!!
PD: Si no tienes agenda, cómprate una, te ayudará a trazar
tu mapa para conseguir aquello que quieres y te servirá de guía para no
olvidarte de tu objetivo.
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